Te he visto hacer ese juego de cartas un montón de veces. La
pistola, lo llamas tú, porque los naipes salen disparados de entre tus dedos, y
se estrellan contra la mesa en un desorden rojinegro de figuras y de palos.
Entonces tus manos se juntan de repente, aplastando con fuerza una carta vuelta
contra la parte superior del mazo.
Me miras fijamente. Hay un halo de
misterio en tu mirada en el que me sumerjo sin dudarlo. Por unos instantes, los
dos nos encontramos en un profundo hoyo del subconsciente por el que tú me vas
guiando. Te siento cerca, muy cerca, en medio de un ir y venir de alientos y de
espasmos.
Si, una vez más he elegido la carta que tú querías que
eligiera. Lo descubren mis ojos atónitos cuando lanzas ya boca arriba el naipe
que coronaba el mazo. En mis labios queda grabado por siempre el sabor de la
magia de tus manos.
¡Has ganado el concurso! ¡Enhorabuena! :)
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